“Monitoreando el nuevo Sistema de Admisión Escolar”

Mario Sillard V., Sociólogo,

Investigador del Observatorio de Políticas Educativas y Prácticas Pedagógicas (OPEPP)

Universidad de Magallanes. Departamento de Educación.

Este año, producto de la Ley de Inclusión que propone fin a la selección de estudiantes en establecimientos financiados por el Estado, por primera vez los apoderados tuvieron que dejar atrás entrevistas personales o test de ingreso, y utilizar un nuevo sistema centralizado, en donde colocaban sus preferencias de establecimiento y luego, se les comunicaba en qué recinto serían aceptados.

Magallanes fue región escogida para comenzar con un plan piloto, y desde el Observatorio de Políticas Educativas de la Universidad de Magallanes nos propusimos a revisar el proceso. En resumen, ¿cómo funciona el sistema? Al postular, todos los estudiantes son considerados como iguales. Al existir sobre-demanda en la escuela o liceo, se sortea quiénes serán seleccionados. Los estudiantes que no encuentren espacio entre sus preferencias, son asignados al establecimiento más cercano al domicilio, lo cual ocurrió en el 10% de los casos. De las 3.664 postulaciones, un 64% quedó seleccionado en su primera opción, indicador que aumenta a 77% para las primeras 3 alternativas.

Magallanes fue región escogida para comenzar con un plan piloto, y desde el Observatorio de Políticas Educativas de la Universidad de Magallanes nos propusimos a revisar el proceso. En resumen, ¿cómo funciona el sistema? Al postular, todos los estudiantes son considerados como iguales. Al existir sobre-demanda en la escuela o liceo, se sortea quiénes serán seleccionados. Los estudiantes que no encuentren espacio entre sus preferencias, son asignados al establecimiento más cercano al domicilio, lo cual ocurrió en el 10% de los casos. De las 3.664 postulaciones, un 64% quedó seleccionado en su primera opción, indicador que aumenta a 77% para las primeras 3 alternativas.

 Sin embargo, la cuestión más relevante para evaluar el nuevo sistema, es saber si re-ordena la matrícula a través de un mecanismo aleatorio, distribuyendo de forma más equitativa a los estudiantes vulnerables. Y a la luz de los datos, la situación no mejoró. La distribución de estos alumnos prioritarios es similar a la del año pasado, lo que ocurre, principalmente, porque el copago (arancel o mensualidad) sigue existiendo. En consecuencia, familias de menos ingresos tienen “menos libertad” para escoger, y los colegios subvencionados – a pesar de no hacerlo, directamente – siguen seleccionado estudiantes y familias, en la medida que ponen barreras financieras.

 El 70% de los estudiantes vulnerables optó por un establecimiento municipal como primera alternativa, mientras que un 52% de los “no-prioritarios” colocó en su primera preferencia un colegio particular subvencionado. Estos colegios fueron los preferidos en el caso de Pre Kínder y Kínder, pues recibieron entre 500% y 700% de postulaciones por sobre su oferta de cupos; pero sólo entre 4 y 8% de esa demanda son alumnos prioritarios. En tanto, del total de sus postulaciones para escuelas municipales en este nivel, entre un 40 y hasta un 75% fue de estudiantes prioritarios.

 A primera vista, el nuevo sistema no resuelve el problema de la segregación. Las dudas y críticas que tenían padres y apoderados al implementarse el sistema, tienen algo de razón. Una reforma de este tipo, debió imaginarse más bien como un punto de llegada más que uno de partida, una vez que los establecimientos públicos tengan más incentivos para ser escogidos por los apoderados, o para ser menos rechazados. De lo contrario, cabe preguntarse si esta medida ha consolidado la oferta privada, en vez de potenciar la oferta pública. Otras cuestiones que también surgen son ¿existirá algún plan de contingencia para escuelas públicas poco demandadas? ¿O, más bien, el bajo número de preferencias será una excusa para cerrar establecimientos, y seguir debilitando la educación municipal?

 Publicación Diario La Prensa Austral

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